Fue entrar en el vestuario y darme cuenta de repente de lo que iba a hacer. Noté que se me aceleraba el pulso y se incrementaba el sudor que aún bañaba mi piel. Me acababa de machacar bien en el gimnasio y las endorfinas que recompensaban la paliza que me había dado estaban haciendo su efecto. Me encontraba bien, muy bien. Mi cuerpo adivinaba los efectos placenteros de la ducha que me esperaba.
Mientras buscaba el sitio idóneo para perpetrar mi ocurrencia me vi reflejada en el espejo. Leggins, camiseta técnica ajustada, la toalla sobre los hombros… La imagen me hizo parar en seco para contemplarme. El sudor me perlaba ligeramente la cara. Me eché un poco para atrás para verme mejor. No sé por qué me sorprendió mi propia imagen. Como si fuese la primera vez que me veía.
Joder que polvo tienes cabrona, pensé.
Mmmmmmm, gemí.
Hubiese echado un buen polvo ahora mismo. Allí, sobre el banquillo, rodeada de las taquillas, con el morbo de que pudiese entrar alguien en cualquier momento…
Olfateé. Me di cuenta de que estaba mojada, el flujo estaba dejando una mancha oscura en mi entrepierna.
Joder Albertiño ¿por qué estás tan lejos? Lo que haría contigo en este vestuario.
Volví a olfatear. La excitación me estaba haciendo transpirar y me di cuenta que el vapor sudoroso que desprendía mi cuerpo estaba anunciando a todo el que lo supiese interpretar que necesitaba sexo ya. Mis glándulas me estaban delatando.
Espero que no entre nadie… o sí… no sé ¿qué puede pasar?
Me encanta esa sensación contradictoria de cuando no quieres que te pillen y al mismo tiempo lo estás deseando.
¿Morbo Albertiño? Ufff, joder Albertiño… suspiré. Bueno de nada sirve quejarse. Mejor me dejo llevar y a ver qué pasa.
Miré dónde podía situar el móvil para grabarme y decidí que lo iría cambiando según el momento. Sería un vídeo dinámico. Muy dinámico. Y muy morboso. A esas horas hay poca gente en el gimnasio y probablemente no entrase nadie al vestuario, pero de ese pequeño detalle no importa que se entere Alberto. Lo hago por su bien, conste. Todo sea por el morbo.
- Hola Alberto -comencé a hablar- ¿sabes? Acabo de terminar una sesión en el gym. Estoy machacada, sudorosa, huelo -me olfateé la axila- Mmmmm, pero huelo bien. Huelo a deseo. Estoy segregando feromonas como dirías tú, pero el caso es que creo que cualquiera que entre se daría cuenta de que me lo follaría, aquí, en este banquillo.
¿Sabes cómo he llegado a esta situación? Porque al entrar, con idea de ducharme e irme, me ha venido tu imagen y he pensado en lo que me propondrías de estar aquí y… no sé, igual he sido más atrevida que tú, pero el caso es que mi imaginación ha empezado a desbocarse y aquí estoy yo, con el corazón a tope, la piel de gallina, más mojada que un pato, oliendo a zorrón y con unas ganas de follar que no me aguanto.
Así que ¿sabes qué voy a hacer? Te voy a follar. Aquí, ahora mismo, en… -busqué ubicaciones con la cámara y al final me quedé enfocando a…- las duchas, te follaré en las duchas, como en el hotel de Santiago cuando me desvirgaste el culo ¿te acuerdas cabronazo? Menuda la hiciste, ahora el culo también me pide marcha. A ver cómo explico en casa ese cambio. No te rías que te veo.
Bueno al lío, ponte cómodo y vete a por kleenex porque tú también te vas a correr ¿que no? Vamos, como que me llamo Eleni.
¿Has visto dónde estoy? En un vestuario de chicas del gimnasio. Puede entrar alguna en cualquier momento. Eso te gustaría ¿eh? Cómo te conozco.
Bueno dejo la cámara aquí porque hay que ir quitando ropa ¿no?. Espera… así mejor, así se ve bien y mira… eso de detrás es la puerta, si entra alguien…
¿Ves lo bien que me queda la ropita de gimnasia? Hay unos cuantos que no me quitan ojo. Ya les he pillado, incluso tocándose, jijiji, sí, de verdad. Cuando estoy en la cinta a veces creo que se van a caer y eso que con los sujes que traigo no se me mueven mucho las tetas. Y en la elíptica y en la bici siento sus ojos en el culo. Me hacen gracia, ya me conoces. A veces se les va la mano y hacen como que se arreglan el pantalón, pero…
Mira si me pudiesen ver ahora se volverían locos. Si pusiese un pie en banquillo, así y me agachase un poco para desabochar los cordones de las zapatillas. Primero una, culo en pompa. Y luego la otra, más culo en pompa. ¿Te ha gustado? Ya lo sé. De nada cariño, sólo era para abrir boca. Espera que voy a por las chanclas y me quito las zapatillas.
Y ahora, esta camiseta, por muy bien que me quede… fuera. Así. Uys, qué pelos. No me has dicho nada ¿qué te parece cómo llevo ahora la melena? Se sincero, no seas pelota. Bueno, ya sabes que no necesitas serlo.
Bien, ahora el suje este, que aunque tiene su puntito sexy y me hace un aire a Sarah Connor, es un poco incómodo.
Pero espera… prefieres que me quite los pantalones antes que el sujetador ¿verdad? Veeeeenga, vaaaale, para que veas cómo te conozco. Vamos a por los leggins. ¿Has visto qué bien me sientan? Dicen que los niños y los leggins nunca mienten ¿tú que opinas? Mira, por detrás, las nalgas… ¿a que están bien? Bueno, tengo culazo y lo luzco ¿qué pasa?
Y mira por delante cómo me marca el papo ¿ves? Joder qué mojada estoy. Huelo a… mmmm, intenso pero agradable. Cómo deben estar las bragas… Bueno, ahora lo veremos. ¿Cómo prefieres que me baje los leggins, de frente o de culo? Ya, ya, de culo es más excitante, por lo menos para ti. Venga, vale, va.
Pero de frente también te gusto ¿verdad? Ya, ya, es broma.
Un pie… el otro. Aireo un poco el pantalón… joder, huele a deseo, jajajaja.
¿Qué te parece así en bragas y suje? Es ropa interior deportiva. La compro en Amazon. Es de poliester y elastano. Me hizo gracia lo del elastano. Significa que aprieta. En teoría transpira muy bien pero… hoy las he llevado al límite. Están diciendo ¿Me vas a follar a ésta o no? Jajajaja, pregunta retórica.
Pero, a que me hacen muy sexy, más aún quiero decir. Así sí que parezco Sarah Connor. Podíamos estar en el gimnasio así ¿verdad? Más cómodo, como en la playa. Bueno, entonces a los de detrás sí que les da un infarto.
- Buenas. Hola -dijeron dos voces a mi espalda.
Joder qué susto. Eran dos adolescentes que se dirigieron directo a sus taquillas. Las dos venían con ropa de gimnasio, así que dejaron las bolsas y se fueron, aunque me dio la sensación que una de ellas olfateó y me miró. No sé qué se habrá pensado. Buéh, allá ella.
- Ufff, por poco me pillan. Eso te habría gustado ¿eh?. Mmmmm, a mí también te lo confieso. Estoy muy zorrona. Bueno, sigamos. El suje… fuera. Uffff que alivio. Niñas, saludad a Alberto. Hola Albertiño -dije con voz de niña-. ¿Te gustaría sostenerlas así? Ya, y mordisquear los pezones también. Así... Mmmmm estoy salada. Y si las tetas están así… ¿cómo estará el chochete? Ahhh, ahora lo veremos.
A ver, las bragas me las quito… ya, ya, también de culo. Y me lo abro ¿no? Joder cómo te consiento. Pero a ti lo que más te pone es ver… Espera que me agacho… Ay, no veo la pantalla. No sé lo que estoy grabando. Espera… la bajo y la pongo aquí. Así, ahora.
A ti lo que te pone es que me agache y te enseñe el culo y el chocho al mismo tiempo… así. Espera que los abro bien… aaaasí. Hola Albertiño jajajaja, mira, también te hablan.
Bueno, ahora a la ducha que tenemos que follar ¿eh?. Espera que recojo un poco esto. Mmmm como me huele aún la ropa, así no la puedo meter en la bolsa. La voy a airear un poco y a poner en una percha. Ufff de todos modos huele mucho. Voy a abrir la ventana porque parece que me he follado al gimnasio entero.
Bueno, ya está. Si se piensan que me he follado a un regimiento que se mueran de envidia.
- ¿Se puede? -preguntó una señora de la limpieza que entró sin esperar respuesta y la verdad es que sin mirarme.
- Sí, sí, claro -respondí.
No gano para sustos. La señora fue a los servicios, vació las papeleras, recogió algunas cosas que había por el suelo y antes de irse se paró. Miró si se dejaba algo y olfateó. De reojo vi que me miraba con cara de “Sí niña, sí. Te hace falta una buena ducha”. Pulsó varias veces un spray ambientador y se fue sin decir nada.
Me había puesto el albornoz porque porque me parecía un poco descarado estar ahí en bolas. Estaba haciendo como que arreglaba las cosas de la bolsa, pero en realidad estaba muy pendiente de lo que hacía la señora e intentando contener la risa.
- ¿Qué de interrupciones ¿eh?. Mucho morbo pero me estoy poniendo cardiaca. Lástima que no se haya desnudado ninguna ¿verdad? Así habrías tenido una propinilla. Bueno, mejor, así te tengo todo para mí.
A ver, pongo la cámara aquí para que se vea bien la ducha que voy a emplear. Me verás pero no hablaré. Desde allí no veo si hay alguien en el vestuario. No quiero que entre alguna y me escuche transmitiendo un orgasmo, jajajaja. Me entiendes ¿verdad?
Puse el móvil sobre la bolsa entreabierta que estaba en el banquillo. Sobresalía un poco entre las asas. Prácticamente no se veía pero la cámara enfocaba perfectamente las duchas. Fui entonces a la que había elegido. Contoneándome. Colgué el albornoz en el colgador que había en la entrada. Abrí el grifo y esperé a que el agua saliese caliente.
Me metí bajo el chorro y con la mirada fija en el movil dejé que el agua cayese por mi pelo, mis tetas… Insinuándome froté el cabello, los pechos, las piernas, el pubis…
Me di la vuelta y me agaché para frotar los pies, las piernas… notando como el agua resbalaba por mi culo abierto.
Estaba segura de que la perspectiva que captaba la cámara era espectacular.
Volví a ponerme de frente. Me puse champú y enjaboné el pelo. Luego hice lo mismo con gel por todo el cuerpo. Y así, llena de espuma, empecé a frotar los labios de la vulva. Di un respingo. Estaba muy excitada. Se me debió notar en la cara.
Poco a poco fui acariciando el clítoris, dejándome llevar por la cálida sensación que me envolvía.
Normalmente mis pajas duran mucho tiempo, pero esa situación tan morbosa me había puesto a mil. Me sorprendió sentir los calambres que anunciaban el orgasmo. Lo intenté retrasar, pero luego me dejé llevar. Me corrí convulsivamente bajo el agua caliente. Y cuando me repuse volví a mirar a la cámara. No me veía, pero seguro que mi mirada era muy lasciva.
¿Has visto cómo me pones Albertiño?
Al aclararme para quitar el resto de espuma me sorprendí otra vez al dar un respingo cuando rocé el clítoris. Lo hice de nuevo. El primer orgasmo había sido muy excitante, pero mi cuerpo necesitaba más. Así que volví a tocarme.
Tenía los pezones totalmente sensibles y en punta. Pellizcarlos me producía una sensación mezcla de tortura y placer. Me encantaba.
Me estrujé las tetas con las manos y terminaba pellizcándome los pezones. Y sin soltar las tetas, con la otra mano me empecé a frotar el clítoris. Intensamente. Casi con violencia. Esperaba que no hubiese nadie en el vestuario, aunque la verdad es que en ese momento no me preocupaba demasiado.
Así excitada como estaba, me di la vuelta y me agaché para abrir las nalgas. Con un dedo palpé el ano y lo introduje en él. Entró suavemente y con facilidad. El agua caliente y el jabón facilitan mucho el sexo anal. Y la excitación no digamos.
Juntos, el dedo índice y el corazón, entraban y salían de mi culo. Dentro los movía hasta alcanzar los puntos que me daban más placer.
Con la otra mano dejé de pellizcar los pezones y me estimulé el clítoris. La sensación fue tan intensa que grité de placer.
¿Lo oíste Albertiño?
Con la mano izquierda me estimulaba el clítoris y los dedos entraban y salían de la vagina. Con la mano derecha me trabajaba el culo. Dejando el ano totalmente dilatado y sensible. Así, con una mano delante y otra detrás, me froté intensamente hasta volver a alcanzar otro orgasmo intenso y convulso.
Acabé jadeando, apoyada contra la pared de la ducha con los ojos cerrados.
- ¿Estás bien? -me sobresaltó una voz.
Delante mío una chica me miraba con cara de susto. Llevaba aún la una mochila colgada, por lo que deduje que acababa de entrar y se había asustado no por mis gritos sino al verme medio desmayada en la ducha.
- Sí, sí. No te preocupes. Es que hoy me he machacado mucho. Gracias por interesarte.
- Ah, cualquiera lo hubiese hecho. Es que parecía que te había dado algo. Bueno, me voy a cambiar que llego tarde a la clase.
- Sí, sí, tranquila.
Jajaja, vaya si me había dado algo. Un polvazo que te cagas. Bueno parecía que hoy estaba teniendo suerte y, aunque por los pelos, no me habían pillado. Y Albertiño también estaba de suerte el cabronazo, porque la tía esta se ha puesto a cambiarse dentro del ángulo que cubre la cámara y estaba buenorra.
Me repuse poco a poco y dejé que el agua caliente me reconfortase y aliviase las escoceduras que me había hecho en la vagina y el recto.
Volví a ponerme el albornoz y me fui al banquillo, al lado de donde había dejado la bolsa. Evidentemente también dentro del ángulo de cobertura de la cámara para que se nos viese a las dos.
Me sequé despacio, sabiendo que al poner el pie en el banquillo se me abría el albornoz ofreciendo mi cuerpo. Los brazos, las piernas, el chocho, el culo, las tetas… me fui secando todo con cuidado, dejando que se me viese cada cosa de vez en cuando.
Al lado de las duchas están los lavabos, que tienen enchufes donde conectar el secador de pelo.
- Bueno, me voy a clase, cuídate -dijo la chica.
- Gracias. Hasta otra.
Enchufé el secador y lo dirigí a mi melena y… bueno, también a más sitios mientras miraba la cámara con cara pilla.
Luego, como premio final, me volví a acercar al banquillo, saqué un frasco de emulsión hidratante de mi bolsa, me quité el albornoz y me puse la loción por todo el cuerpo. Con cuidado, despacito y sin dejar ningún rincón ni pliegue sin repasar.
- Normalmente no soy tan cuidadosa al ponerme la crema, te diste cuenta ¿no?. Pero oye, como volvemos a estar solos podemos seguir guarreando ¿verdad? ¿Tú te has quedado con ganas? Pues yo también.
Mira, voy a poner la cámara aquí y te voy a hacer un striptease inverso. Me voy a vestir sensualmente jajajaja. Además he traído un conjunto que creo que te gustará. No sabía que lo ibas a acabar viendo pero ya sabes que tengo buen gusto para la lencería.
Venga, al lío.
Empecé a bailar sensualmente delante del móvil mientras tarareaba música de striptease. Cogí las bragas y las desplegué con ayuda de la boca. Las enseñé a la cámara y las froté por la entrepierna. Las olí.
Como siga así me voy a tener que duchar otra vez, pensé.
Me las puse de espaldas para enseñar el culo a la cámara y me las fui subiendo lentamente. Los conjuntos negros me quedan muy bien.
Luego cogí la cámara con las manos y me la acerqué para que al hablar se me viesen bien las tetas y cómo tenía los pezones.
- ¿Qué tal hasta ahora Albertiño? ¿No te quejarás? Espero que estés tan caliente como yo. Mira cómo se me han puesto los pezones. Y vuelvo a estar mojada.
Me acaricio… y mira. Mira cómo se me han quedado los dedos. Mmmm estoy muy cerda. Ven y fóllame. Mmmmmm.
- ¿Qué haces? – preguntó una voz a mi espalda.
El susto fue mayúsculo. El corazón se me salía por la boca y hasta la pulsera de actividad emitió una alarma al mismo tiempo que en la pantalla apareció un mensaje: “Modere el ejercicio “.
Esta vez me habían pillado pero bien. Con los dedos en la vagina y enseñando el flujo a la cámara.
Se trataba de una chica que rondaría la treintena. La había visto alguna vez, creo que no hacía mucho que iba al gimnasio. Decidí que lo mejor sería ser sincera.
- Joder que susto tía. Pues mira, me has pillado grabando un video erótico para un amigo.
- Ah. Si quieres espero fuera – dijo muy sorprendida, titubeante y sin saber qué hacer.
- No, no, tranquila. Ya lo apago – minimicé la pantalla sin dejar de grabar y puse el móvil sobre mi bolsa aparentando un gesto descuidado.
Evidentemente se produjo un silencio muy incómodo mientras yo me vestía y ella se empezaba a desnudar.
- A mi novio también le gustaría que le mandase un vídeo de esos – dijo al fin.
- Pues mándaselo.
- No sé. Me da vergüenza.
- ¿No te ha visto desnuda?
- Sí, sí, claro. Tenemos sexo sin problemas. Pero lo de grabarte y mandárselo es otra cosa.
- ¿No te fías de él?
- No es eso, el problema es que delante de la cámara me muevo como un pato.
- O sea que lo has intentado pero no te gusta el resultado.
- Sí -admitió ella con cierta vergüenza.
- ¿Quieres que te aconseje? A mí creo que no se me da mal.
- No sé…
- Mira, pon tu móvil a grabar. Haces una prueba y si no te gusta la borras.
- Es que…
- Por mí no tengas problema. Total me has visto con los dedos en la vagina. No harás nada que yo no haya hecho.
- Venga, vale. ¿Dónde pongo el móvil?
Como quien no quiere la cosa le indiqué que lo situase cerca de mi bolsa, donde estaba el mío así se situaría en un punto que yo también grabaría.
Llevaba un traje de chaqueta con unos zapatos de tacón bajo. Parecía una secretaria que acababa de salir de la oficina. Ya se había quitado la chaqueta, así que le dije que siguiese con lo que le quedaba cuando empezamos a grabar.
- Tú ponte aquí y te vas quitando la ropa lo más sensualmente que puedas. Tienes que intentar poner a tu novio a mil y que sólo piense en follarte en cuanto te vea ¿vale?
- Sí. Creo que sí.
No sé qué significaba para esa chica hacer algo de manera sexy. Se había quitado la blusa y la falda con la misma sensualidad que si estuviese en la consulta del ginecólogo. Cuando la paré estaba con un conjunto negro de tanga y sujetador, medias negras hasta la mitad del muslo y los zapatos.
- Espera, espera. No me he explicado bien. Para poner cachondo a tu novio tiene que parecer que estás cachonda tú.
- Lo estoy.
- ¿Ah sí? Pues… Bueno sigamos. Que se te note lo cachonda que estás. Que parezca que vas a ir a follártelo ahora mismo. Eres una depredadora y él tu presa. Te lo vas a comer y nada podrá impedirlo ¿lo entiendes?
- Sí -respondió ella de manera dubitativa-, pero no sé cómo expresar todo eso. Es lo que te dije, la cámara y yo…
Apagué la cámara de su móvil y tomé la iniciativa.
- Mírame, voy a hacer lo qué creo que podrías hacer tú, a ver si te doy una idea. Primero te sitúas delante de la cámara, segura, luciéndote y le miras cómo si le estuvieses regañando. Te tocas las tetas, agarrándolas fuerte, sopesándolas, estrujándolas -bueno, eso lo podría hacer yo mejor que ella, que no las tenía tan grandes como las mías-. Tócate las aureolas sobre el sujetador, pero sin quitártelo. Con el dedo rodeas el perímetro de la aureola y señalas el pezón, que se vea que está erizado, esperando que lo muerdan, que lo pellizquen. ¿Me sigues?
- Ufff sí. Me estás poniendo caliente.
- Bien, así te costará menos parecerlo.
- Mmmmm, sigue.
- Luego haces lo mismo con el tanga. Te inclinas enseñando el culo a la cámara. Cuanto más grande y redondo se vea mejor. Eso pone mucho a los tíos.
- Ya, ya.
- Pues haces como con el sujetador. Sin quitártelo juegas con el encaje sobre las nalgas. Las agarras fuerte, que se marquen los dedos. Te das azotes, que se oigan. Metes el dedo debajo de la tela, entre las nalgas. Jugueteas con la raja. Apartas la tela, que se vea la raja, pero solo un instante. Eso lo puedes repetir varias veces.
- A mi novio le encanta mi culo.
- El culo saca el lado animal de los hombres. Hay que explotar eso cuando quieres excitarles.
- Mmm, vale. También estás sacando mi lado animal.
- Bien, bien, cuanto más calentorra estés haciendo el vídeo mejor. Mira, si te mojas eso también lo puedes emplear. Te das la vuelta y te acaricias el pubis, apretándolo sobre la tela. Juegas con el encaje de la pernera, metiendo los dedos hasta la vulva, insinuando igual que antes lo que hay debajo de la tela. Luego te llevas los dedos a la nariz. Los hueles y luego los chupas con cara de satisfacción, de lujuria.
- Joder cómo me estás poniendo.
- Ahora juegas con la cinturilla y metes toda la mano bajo la tela, que se vea como baja por el pubis hasta la vulva. La agarras e introduces los dedos que te vaya bien. Lo importante es que se vea perfectamente lo que estás haciendo bajo la tela.
- Mmmm.
- Sacas la mano y enseñas a la cámara los dedos mojados. Los vuelves a oler y te los metes todos en la boca. Lascivamente, como antes. Le estás diciendo estoy riquísima y te lo estás perdiendo.
- Tú sí que estás riquísima.
- No te distraigas. Ahora, con esa mirada de estar regañándole, pones el pie en el banquillo. Asegúrate que los muslos y el tanga se ven bien. Te acaricias con las manos el muslo de la pierna que tienes alzada. Lo masajeas, desde el elástico de la media hasta el tanga. Cuando llegues ahí te entretienes en la entrepierna y luego vuelves a la media. Metes los pulgares bajo el elástico y tiras lentamente de la media hacia abajo quitándola con cuidado. ¿Te acuerdas de Hilda con los guantes? Pues tú lo mismo con la media. Primero con una y luego con la otra. Siempre acariciando el pubis, el muslo…
- Ya, ya y jadeando ¿no?
- O respirando fuerte, lo que te pida el cuerpo. También puedes hacer como que le hablas diciendo cosas que sepas que le excitan, pero quizás al principio mejor no decir nada, hasta que cojas confianza.
- Sí, mejor.
- Luego hay que quitar el suje. Te vuelves a agarrar las tetas y luego te giras para que se vea como lo desabrochas. Lo sujetas con una mano y con la otra bajas los tirantes. Sólo a lo último dejas las tetas libres. Enseñando bien como te las acaricias y lo duros que se te han puesto los pezones.
- Ufff, ya te digo yo.
- Agáchate sobre la cámara. Ofrece un primer plano mientras te pellizcas los pezones y te aprietas las tetas. Ya que estás tan cerca del móvil puedes aprovechar para susurrar cosas guarras. Lo que sepas que le excita. O gemir, no sé, lo que te sientas cómoda.
- Bueno, ya veré.
- Cuando termines de trabajarte bien las tetas céntrate en el tanga. Juega con él como antes. Agárrate el pubis, azótate las nalgas y juega con los elásticos… así un ratito. Luego, de espaldas a la cámara quítate el tanga. Lentamente, bajándolo y subiéndolo varias veces hasta que te lo saques definitivamente y lo haces dando la espalda a la cámara, agachándote de manera que se vea bien como se te abre el culo y lo dejas así un ratito para que lo pueda mirar bien.
- Ufff, se correrá en ese momento.
- Jajajaja, pues aún le queda lo mejor. Ahora te das la vuelta y le dejas que te vea bien el chochete. Abres los labios de la vulva y le dejas que vea lo mojada que estás. Y si no lo estás le engañas. Te mojas los dedos con saliva y te frotas los labios y luego se los enseñas húmedos.
- Mojada estoy ahora…
- Ahora te sientas a caballo en el banquillo. Delante de la cámara, de manera que la vulva quede bien abierta y se vea bien como te acaricias. Los labios, el clítoris y te metes los dedos en la vagina.
- Uffff que morbazo.
- Pues ahora tienes que decidir. Sigues y te masturbas o terminas aquí la grabación diciendo que estás a punto para él o la guarrada que se te ocurra. ¿Qué harás?
- Estoy a punto para ti.
- Bien, eso le pondrá muy cachondo.
- No, que ahora estoy a punto para ti.
Esta sí que es buena. Mira por donde he ligado. El caso es que lo estaba viendo venir. La estaba haciendo entrar muy bien en situación. Soy buena maestra.
Y lo cierto es que la oferta era tentadora. La chica estaba bien buena, pero… ponerme a hacer un 69 ahora… la tijerita… No, la verdad es que me daba un poco de pereza. Lo siento por ti Albertiño que te hubiese gustado verlo, pero enrollarme con una a la que luego voy a ver cada dos por tres en el gimnasio… como que no.
- Gracias cariño. Te lo agradezco pero hoy ya estoy un poco saturada. Mira, ahora que estás caliente aprovecha para hacer el vídeo como hemos ensayado y la próxima vez que nos veamos ya me dices qué le ha parecido a tu novio.
- Ummmm sí, creo que lo haré ahora porque si no igual más tarde me arrepiento. Y también te lo enseñaré a ti, quién sabe, si lo hago bien igual te animas -me dijo con voz pícara.
- Jajajaja qué maja eres. Bueno, piensa en eso también cuando lo grabes. No suelo hacerle ascos a una buena comida de coño.
Me terminé de vestir, recogí mis cosas, le di dos besos y me fui mientras ella me miraba con cara de penita.
- Me llamo Mónica.
- Elena. Encantada. Suerte y cuídate.
Cuando salía me crucé con las dos adolescentes que casi me pillan antes. Nos saludamos con la mirada, parecían cansadas. Se iban a llevar una buena sorpresa, aunque la sorpresa de verdad igual se la llevaba el novio de Mónica, cuando recibiese el video de su novia enrollándose con dos adolescentes, porque estaba segura que, con lo salidorra estaba Mónica, esas dos caían.
Miré el reloj.
La próxima vez tengo que volver a esta hora, es la más entretenida… y con los ejercicios más completos.
FIN
Espero que la historia te haya gustado y que antes de irte dejes un comentario, eso me ayuda mucho en mi labor.
Si además lo haces también en tus redes sociales te estaré muy agradecido.
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