martes, 24 de marzo de 2020

Erecciones generales

Viene de: Sucedió en Hotel DeseoX

Palma de Mallorca, noviembre 2019

El sábado 9 de noviembre estaba tomando el aperitivo con unos amigos en la zona de el Portixol, en Palma de Mallorca. Me acuerdo tan bien de la fecha porque al día siguiente había que ir a votar… otra vez. Precisamente estábamos hablando de eso cuando me llamó Sandra. Parecía un poco alterada, me costó un poco caer en la cuenta de que su excitación se debía a que había leído las historias de mi finde con Azucena y su amiga Olga.

- ¿Cómo me puedes poner tan cerda? ¡Cabronazo!
- Yo también te quiero cariño.
- Estoy en Palma. Unas amigas venían de finde. Me ha dado la venada y me he unido.
- ¡Qué bien! ¿Qué planes tenéis?
- Ellas hacer turismo, yo follar.
- Ah… bueno… ya me contarás.
- Follar contigo ¡gilipollas! Así que ya estás buscando un momento.
- Uffff, en finde… así sin avisar… -bromeé.
- ¡Sí! Sin avisar así que búscate la vida.
- Bueno… igual un rapidín…
- ¿Un rapidín? Rapidín tienes que estar tú, que mis amigas ya se han ido. ¡Ah! Y yo también quiero mi “satis”.
- ¡Joder! Qué mala es la envidia…
- ¡Que vengas ya! Me voy a duchar. Luego hablamos.
- Espérame y lo hacemos juntos.
- Estoy en el Hostel Fleming ¿lo conoces?
- Joder sí, está cerca de casa. Dame diez minutos -Me hice una rápida composición de lugar para ir desde el Portixol hasta allí y mientras tanto llamé a mi mujer.

- Cariño, me ha llamado una antigua alumna -mentí, pero era por buscar una relación creíble a la visita-. Va a estar este finde en Mallorca. ¿Te voy a buscar y vamos a comer con ella?
- Mi madre ya tiene la mesa puesta y hoy vienen también “las niñas” (las sobrinas).
- Ponle una excusa. Sandra fue una de mis mejores alumnas. Una chica brillante. Te gustará -No, no me había vuelto loco. Sabía que mi mujer no vendría ni de coña a comer con una antigua alumna mía, así que con esa pequeña mentira me aseguraba su negativa… y su tranquilidad.
- No te preocupes cari. Ve tranquilo con esa chica. Ya nos vemos luego.
- Lo que pasa es que ha venido con unas amiga y pensaba aprovechar para enseñarles un poco la isla. Será entretenido ¿de verdad que no quieres venir?
- Ufff qué paliza, no, no, vete tranquilo, yo haré mis planes.
- Vale, ya te iré contando.
- Recuerda que mañana hay que votar.
- Sí, sí, tranquila. No sé a qué hora se van pero algún momento encontraré.

En el móvil busqué el teléfono de “El baúl erótico” un sex shop que a veces frecuentaba. Paré un taxi y desde él llamé para ver si tenían el célebre Satisfyer. Me dijeron que “por supuesto”, pero que sólo les quedaba uno. Lo reservé. El taxista me miró por el retrovisor y al dejarme en la puerta de la tienda también me examinó de arriba abajo. Cuando llegamos al hostel le pagué. Me miró agradecido porque le di una buena propina.

- Suerte -me dijo con una sonrisa maliciosa.
- Eso ya me lo busco yo, pero gracias -respondí.
- Ya lo veo, ya.

Subí a la habitación y nada más cerrar la puerta Sandra se me echó al cuello besándome mientras me metía mano en la entrepierna. Su tono era claramente de reproche.

- ¿No ibas a tardar diez minutos?
- Por el camino he tenido que hacer una parada -dije enseñando la caja del succionador de clítoris.
- ¡Lo has traído! -exclamó volviendo a besarme.
- Cualquiera se niega, me recordaste a Xeni cuando decía aquello de “¡Quiero mi lush! ¡Quiero mi lush!”
- A ver -dijo ella riendo- vas regalando lush y satis a diestro y siniestro…
- Ah, mira, la niña lee mi blog.
- No me pierdo una… y bien guarra que me pongo.