lunes, 20 de abril de 2020

Sexo en tiempos de coronavirus. Tercera semana



Madrid, abril de 2020

La primera transmisión de los tres en Amateur fue el punto de inflexión de nuestro confinamiento, el momento en el que “alcanzamos el pico y doblamos la curva” del morbo. Pero he de reconocer que nos costó y yo aún estaba pendiente de los posibles “repuntes” de pudor que hiciesen peligrar los logros que habíamos conseguido.
Nuestra primera noche online fue simplemente una prueba y la verdad es que yo no pretendía nada más. Sólo quería que mi hermana y mi mujer sintiesen el morbo y se dejasen llevar por él. Durante las dos primeras semanas habíamos avanzado mucho y había conseguido que se desinhibiesen bastante, sobre todo mi mujer. Pero una cosa era “soltarse” en el ambiente familiar de casa y otra hacerlo delante de una cámara, en una situación que no sabes quién te está viendo, qué les está pareciendo y lo que están haciendo.
Aunque usábamos mascarillas, que si no nos garantizaban la inmunidad sí nos proporcionaban anonimato, mis chicas eran conscientes de su edad y de que su cuerpo estaba en consonancia con ella, así que tuve que vencer la gran resistencia que, sobre todo mi mujer, tenía para mostrar su cuerpo desnudo delante de desconocidos.
Las posibles reacciones adversas me ponían muy nervioso, pero siempre las neuronas de la polla me han podido y en esta ocasión también. Esperaba que el mensaje que puse en el topic de la sala “Las he dicho que sois de fiar. Por favor respeto”, surtiese efecto y con esa confianza empezamos a emitir.
Controlábamos nuestra imagen. Los tres sentados en el sofá. Yo en medio de Raquel y Toñi. Ellas con pijama y camisón y sus batitas, yo con un esquijama bastante holgado. Solamente leíamos el chat y contestábamos algunas de las muchas preguntas que desfilaban por la pantalla, las que nos parecían más interesantes o aquellas que llegábamos a leer antes de que desapareciesen.

- ¿Con quién pasas el confinamiento? ¿Sois familia?
- Son mi mujer y mi hermana -contesté. Por un momento pensé decir que eran mi mujer y mi amante, pero la verdad ya me pareció suficientemente morbosa.
- ¿Qué buscan?
- Curiosear y algo de morbo.
- ¿Van a mostrar algo?
- Quizás.
- ¿Miráis cámaras?
- Puede, si hay alguna pareja que vaya a emitir… -contesté intentando dejar claro que sólo nos interesaban parejas, aunque aunque había hombres solos que seguían insistiendo.
- Me habéis puesto muy cachondo. Me estoy pajeando ¿me queréis ver?
- Espera un momento -contesté.

La verdad es que iba a decir que no pero a las chicas las entró curiosidad y quisieron ver cómo era ese tío que se excitaba sólo por hablar con ellas. Abrimos su cámara y efectivamente había un tío que en cuanto vio que nos conectábamos se bajó los pantalones y se empezó a menear una polla morcillona.

- ¿Os gusta? -preguntó.
- No está mal -contestó Toñi.
- Tocaros vosotras -pidió alguien.
- Tocarle vosotras al tío -pidió otro y Raquel me empezó a tocar la entrepierna por encima del pijama.

Eso me sorprendió, no imaginé que entrase tan rápido en el juego. Inmediatamente Toñi se unió y con sus manejos quedó claro que estaba empalmado. Se podía apreciar a través de la tela. Todo eso hizo que se desencadenase otro aluvión de peticiones.

- Quitaros algo de ropa.
- Abrid las piernas.
- ¿No tenéis calor con tanta ropa?
- ¿Os podéis morrear las cuñadas?
- ¿Me estáis mirando? Estoy a punto, si me ayudáis me corro ya -puso el tío que se la estaba meneando con la cámara abierta.
- Sí, te vemos -dijo Toñi-. Dale.
- Ponedme a tope y me corro ya -pidió él.
- Quiere que le enseñéis algo -aclaré innecesariamente.
- Ya, ya -me dijo Toñi abriéndose la bata y mostrando los muslos.

Me extrañó ver que se había puesto cachonda. En el tiempo que estuve viviendo con ella apenas conseguí que saliese en cámara. A veces saludar y poco más, pero nunca quiso participar conmigo.
Y la otra sorpresa fue Raquel. Creo que todavía estaba en la fase en la que sólo sentía curiosidad pero la verdad es que también estaba participando. Se quitó el kimono que llevaba y mientras seguía meneándome la polla con una mano, con la otra se frotaba las tetas sobre el camisón mientras iba abriendo las piernas, jugando con la cámara, dando la impresión de que no llevaba nada debajo pero sin que se pudiese llegar a comprobarlo.